

De acuerdo a mi visión el panorama es muy claro, por más vueltas que algunos quieran darle la respuesta es fácil.
Si uno cree que diciendo una cosa y haciendo otra se puede progresar, está muy equivocado y el resultado no puede ser menos que la pérdida de la credibilidad.
No tiene explicación alguna la manera en que algunos legisladores o miembros del Ejecutivo subestiman al ciudadano creyendo que no se van a dar cuenta de absolutamente nada.
El resultado de la ecuación comienza a tener sentido y a llevarnos a un punto de no retorno, si hago lo contrario a lo que digo, si subestimo al ciudadano y no gestiono de forma genuina, no hay voluntad individual, ni habilidades personales que alcancen para que la provincia se acople al crecimiento que merecemos quienes habitamos en ella.
Para gobernar se necesita confianza y para ello se debe hacer lo contrario de lo que hoy se está haciendo. La falta de gobernabilidad responde a que bajo el paraguas de una falsa doctrina, la única preocupación latente y evidente del gobernador Axel Kicillof es cómo generar más recursos para las elecciones legislativas del 2025.
El mensaje que nos llega a los ciudadanos es el equivalente a un sálvese quien pueda y como pueda, y lo que piensen los otros lo justificamos diciendo que es una crisis global de la política.
Para construir una provincia moderna que satisfaga la demanda de un pueblo que aspira a que se gestione de cara al progreso, teniendo como eje las ciudades más modernas del mundo, hay que aceptar lo que sucede, reconocer la situación y ejecutar un plan de crecimiento integral, no mezquino, no individualista y muchos menos conveniente para pocos.