La jornada, realizada en el recinto de la Honorable Cámara de Diputados, reunió a más de 150 postulantes de todo el país en una instancia clave del proceso de selección, evaluado con criterios de mérito, transparencia y anonimato. La prueba escrita, de dos horas de duración, fue presentada por las autoridades legislativas como un ejercicio republicano que busca fortalecer las instituciones y garantizar la protección de los más vulnerables: los niños, niñas y adolescentes de la Argentina.
Al ser consultada sobre su participación, Abigail expresó: “Más allá de un examen, mi verdadera lucha se da todos los días en el territorio: escuchando a las familias, acompañando a los chicos que más lo necesitan y defendiendo sus derechos con amor, compromiso y la guía de Dios”.
Además, subrayó la necesidad de un cambio profundo en el enfoque de las políticas públicas vinculadas a la infancia: “Lo que los niños necesitan no son estructuras burocráticas, sino cercanía, una comunidad con valores claros, y un sistema que actúe con seguimiento real y celeridad para rescatarlos de situaciones de abuso y violencia cotidianas”.
Abigail eligió compartir públicamente esta experiencia hoy, 8 de agosto, una fecha de alto contenido simbólico para quienes defienden la vida. Ese día, en 2018, el Senado de la Nación rechazó la legalización del aborto tras una histórica votación que movilizó a miles de familias, profesionales, organizaciones y ciudadanos en todo el país. Abigail fue una de las personas presentes frente al Congreso aquella noche , acompañando lo que se vivió como una victoria a la batalla cultural en defensa de los que no tienen voz.
“Cada 8A es una oportunidad para renovar el compromiso. Defender a los niños es también defender su derecho a nacer, a ser amados, y a crecer con verdad, fe y libertad. Hoy como ayer, sigo dando esa batalla con convicción y esperanza”, aseguró.
Y concluye: "Hoy, a seis años de aquella votación histórica, la realidad ha cambiado. La ley del aborto fue legalizada, pero las consecuencias sociales y culturales que eso trajo siguen siendo silenciadas. Desde mi experiencia en el territorio, con familias vulnerables y niños expuestos a múltiples formas de violencia, creo que este tema debe ser abordado con urgencia. No podemos naturalizar que se desvalorice la vida desde el inicio. La defensa de la vida comienza desde la concepción y toda política pública que ignore esa verdad está condenada a fracasar”.